jueves, 8 de marzo de 2012



ANÁLISIS SOCIOPOLÍTICO DE LA REALIDAD VENEZOLANA

Un análisis sociopolítico de la realidad venezolana se hace necesario a los efectos de conocer el tipo de relaciones económicas, políticas e ideológicas que presenta, en los actuales momentos, una sociedad capitalista como la venezolana. Un análisis exploratorio cuyos resultados nos pueda servir de herramientas para plantear ideas que apunten a la conformación de una propuesta de un nuevo sistema político alternativo, cuya materialización nos acerque a los venezolanos hacia ese sueño de una patria socialista revolucionaria, tal y como lo tenemos planteado en el proyecto nacional Simón Bolívar. Son varios los enfoques metodológicos que nos pudieran servir para llevar a cabo tal análisis; se mencionan varios enfoques porque escoger uno solo sería disponer de tan solo un camino, una postura para observar la realidad que queremos estudiar. Ciertamente no se puede hablar de un ángulo perfecto que ofrezca una visión absoluta desde el que se pueda observar y analizar una realidad, y mucho menos cuando se trata de una realidad compleja y llena de incertidumbres. Para la realización de un análisis sociopolítico del caso venezolano, hemos de considerar los siguientes enfoques: Teoría de la prospectiva política, de la acción social, de sistemas, del desorden y el caos, y la teoría en construcción que ha presentado recientemente el filósofo argentino Enrique Dussel, que sintetiza en su libro “20 Tesis de la Política”. El análisis sociopolítico a través del cual intentaremos aproximarnos a la realidad venezolana y su relación con el mundo actual, parte de la perspectiva de las clases populares, los movimientos sociales y actores sociales progresistas; por tanto no está basado en la visión mediatizada de una minoría que utiliza los medios de comunicación, sistemas educativos y culturales para reproducir el modelo dominante. No es la visión de la modernidad capitalista. Es la visión de un pueblo que trata de encontrar una salida a las contradicciones existentes en unas relaciones de producción injustas, explotadoras, heredadas desde hace más de quinientos años, cuando los europeos desembarcaron en las islas del Caribe, saqueando nuestras tierras, aniquilando a nuestra raza y reemplazando nuestra cultura por nuevos valores y principios que atribuían a la razón y al auge de la Modernidad.  
Inicialmente, consideraremos la Teoría de la Prospectiva Política. Existe la imagen deseada de un proyecto de país, plasmada en la constitución nacional y una visión política definida en el primer plan socialista, 2007-2013, Proyecto Nacional Simón Bolívar. El pueblo está participando mayoritariamente, junto a una gama de actores sociales. El escenario que está planteado a largo plazo es la transformación de la sociedad venezolana. Existe la coincidencia con el enfoque de la acción social, según el cual los actores y movimientos sociales influyen de manera decisiva en la transformación de la sociedad por ella misma, historicidad, según Alain Touraine. Nuestro modelo, el caso venezolano, incorpora la historicidad en una sociedad que se encuentra constituida por una serie de jerarquías de sistemas; y es que estos sistemas están insertos en una sociedad, cualquiera que sea ésta, en lo local o nacional. Una sociedad que según Touraine, no se define por su funcionamiento, sino por su capacidad de transformarse. Un aspecto que consideramos no pertinente respecto a los postulados de Tourain, es cuando asegura que el “desarrollo de la creatividad práctica” en manos de la sociedad y de las fuerzas que auspician los cambios, debilita a los garantes metasociales del orden social representados en la religión y el ejército; pues sucede que en Venezuela no ha sucedido algo parecido; por cuanto el líder que encabezó junto a su pueblo la toma del poder, emergió de entre las filas del ejército, y ese garante metasocial – el ejército- (que otrora en países como Argentina, Chile, Uruguay mantuvo el orden social plegándose a la clase dominante), no se debilitó,  muy por el contrario, salió fortalecido al unirse al pueblo y es de esperarse que ha de mantenerse así por siempre, pues el ejército ha logrado identificarse y consustanciarse plenamente no con una élite al servicio de la oligarquía nacional, sino con el pueblo, coadyuvando en la reconstrucción de la patria. En cuanto a la Teoría del Desorden y el Caos, pensamos que lo que puede significar orden para un sujeto, grupo u organización, para otros, puede ser señal de desorden. Como razón dialéctica se señala que en la teoría del Desorden y el Caos existe una dinámica que separa el orden del desorden y que tal dinámica se considera el caos. Se puede decir además que indistintamente del modo de producción capitalista o socialista imperante en una sociedad, siempre habrá quienes consideren que se vive en una situación de orden y otros que consideren esa misma situación como de  desorden. Actualmente eso sucede en el ambiente político venezolano, donde quienes hacen el papel opositor consideran que estamos en una situación insostenible de desorden total; lo contrario señalamos quienes defendemos este proceso de cambio de paradigmas relativo a la construcción de un socialismo bolivariano.
Solamente hay un camino para eliminar los males que nos aquejan: aspiramos al establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una economía así, los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niños. La educación del individuo, además de promover sus propias capacidades naturales, procuraría desarrollar en él un sentido de la responsabilidad para sus compañeros hombres en lugar de la glorificación del poder y del éxito que se da en nuestra sociedad actual.
Según la teoría en construcción de Enrique Dussel, el campo político es toda una complejidad, donde la comunidad política basada en principios normativos promueve la transformación institucional, la cual, es la clave para poder lograr un nuevo sistema político, a través de la praxis de la liberación. Esta praxis de la liberación debe tener esperanza, aquello que quiero tener, un nuevo paradigma, que no se supone sea el paradigma de la modernidad. Debe contener además un proyecto político con transformaciones factibles en el corto, en el mediano y el largo plazo. Tiene que ser claro en sus estrategias para poder tener una acción transformadora que signifique proyectos específicos y con mucha eficacia. Con medios adecuados, tales proyectos se pueden alcanzar. Por consiguiente hay que movilizarse desde el vanguardismo en la búsqueda de un liderazgo, dejando atrás la vanguardia y orientándose hacia un sistema en donde la participación sea simétrica y todos participen por igual en la toma de decisiones. En cuanto a la praxis, está llamada a ser crítica, ya que debe acabar con el carácter hegemónico de la clase dirigente. El estado no se supone que ha de desaparecer. Se transforma estructuralmente, gracias a los cambios tecnológicos en electrónica. El Estado puede devenir con visos de virtualidad. La estructura del Estado que es rígida y además se presenta burocratizada, ha generado un proceso institucional desvirtuado. Aunque la tecnología cibernética, en los actuales momentos puede permitir una transformación institucional, donde se originen con facilidad procesos administrativos, tales como normas, leyes, procedimientos, etc.
Con la modernidad, y la revolución francesa, teníamos: igualdad, fraternidad y libertad. Al hablar de transmodernidad hay que referirse a: Alteridad, solidaridad y liberación.
La igualdad si la consideramos como alteridad estamos reconociendo al otro, es decir a la pluriculturalidad. La fraternidad no debe considerarse como amistad, sino como las  oportunidades que todos tenemos, como la solidaridad con la cual se logra el desarrollo de la capacidades. La libertad no debe considerarse como el derecho de autonomía, sino como la liberación. Hay que anotar que de la dominación opresiva se debería pasar a la liberación. La libertad no se ha de considerar como  libertad individual, sino como un proceso de liberación.
Esta propuesta de Enrique Dussel es relevante a lo que estamos aspirando en Venezuela. Es un enfoque que propone un nuevo sistema político como el que nosotros nos hemos fijado como situación deseada. En Venezuela hemos decidido avanzar y actualmente estamos construyendo la vía hacia el socialismo y hemos iniciado un proceso de transición en base a los lineamientos del Proyecto Nacional Simón Bolívar,  para construir esa vía  hemos contado a favor con la presencia de un líder, de un movimiento y ahora de un partido que viene realizando serios  esfuerzos para organizar un equipo de gobierno que le permita construir las condiciones objetivas y subjetivas necesarias para el cambio.