La eutanasia
es la acción u omisión que acelera el
fallecimiento de un paciente terminal o en agonía con el objeto de evitar
sufrimientos. La aplicación de la eutanasia es motivo de controversia en todos
los países donde se aplica ya sea de manera legal o ilegal. Hay razones para
pensar que la eutanasia debería ser legalizada en nuestra sociedad actual.
Toda persona
tiene derecho a la vida pero también tiene derecho a morir dignamente. En una sociedad democrática avanzada, los derechos deben acompañar
a los ciudadanos desde que nacen hasta que mueren. Así como se regula el proceso de fecundación
y gestación del feto, de la misma manera y con la misma claridad, debe
regularse el proceso final de la vida de un paciente. Es injusto y moralmente
inaceptable que una persona tenga que soportar una tortura en sus últimos e interminables
días de enfermedad terminal o de agonía porque los médicos y los familiares del
paciente deban mantenerse amarrados a leyes que castigan la aplicación de la
eutanasia.
Toda persona mayor de edad y con plena capacidad de obrar tiene
derecho a manifestar anticipadamente su voluntad, personalmente o ante un
representante autorizado, sobre los cuidados y el tratamiento asistencial que
desea recibir en el proceso final de su vida, sea que la decisión que tome para un eventual proceso terminal o de agonía implique un desenlace fatal. Lo que se busca es
evitar el sufrimiento o la tortura que pudiera ocasionar un tratamiento o el
carácter terminal o agónico de una enfermedad. Legalizar la eutanasia sería,
por consiguiente, garantizar la primacía de la voluntad de la persona en el
proceso final de su vida.