martes, 20 de mayo de 2014

LA TECNOLOGÍA REDUCE LA COMUNICACIÓN INTERPERSONAL

Actualmente, los avances tecnológicos han influenciado a la humanidad en muchos aspectos. Con la consolidación del internet y los teléfonos inteligentes han ocurrido muchos cambios en la forma en que nos relacionamos, incluso en el de las relaciones interpersonales. Gracias al desarrollo de las comunicaciones, las personas pueden contactarse con sus familiares y amigos desde cualquier parte del mundo donde se encuentren y realizar cualquier tipo de actividades. El rango de estas actividades no es fácil determinar dado su amplio espectro. Por internet puedes hacer compras, negocios, actividades ilícitas, buscar pareja, chatear con parientes a miles de kilómetros de distancia, entre otras muchas cosas. Sin embargo, muchos se quejan de que estamos cada vez más cerca de las personas que están lejos de nosotros y más lejos de aquellas que nos rodean.

No se puede negar que la tecnología tiene muchas cosas buenas, pero considero imperativo un uso adecuado y no abusar de ella. Tal como nos ocurrió con la llegada de la televisión en la segunda mitad del siglo anterior, la magia y la pasión por el internet y los teléfonos inteligentes nos han atrapado, hasta el punto de que, consciente o inconscientemente, parecemos sustituir a quienes nos rodean en nuestros hogares y en el trabajo por la inmediatez de la tecnología. Tenemos ante nosotros una tecnoadicción y, como sucede con todas las adicciones, corremos el riesgo de sucumbir a ella. Se trata de un hábito extremo que nos separa de las personas y del mundo real.
Cuando chateamos a través de las redes sociales, no parecemos sufrir de ningún tipo de inhibiciones, nada nos da vergüenza; así como decimos verdades también mentimos y sin ningún tipo de escrúpulos; esto porque no tenemos que mirar de frente a la otra persona. Pasamos mucho tiempo conectados. Cuando la conversación no es de nuestra conveniencia simplemente dejamos de responder, aplicamos bloqueo o nos excusamos más tarde diciendo que la comunicación se cayó. Hay que reconocer además que las interpretaciones erróneas y mal entendidos también son frecuentes cuando nos contactamos por teléfono o internet. Toda esta actividad ciberespacial la llevamos a cabo a cualquier hora, muchas veces suscritos a la tarifa plana o ilimitada.

Definitivamente, siento que el uso excesivo de la tecnología reduce la comunicación entre las personas. Está en nosotros educarnos nosotros mismos y a nuestros hijos en el uso adecuado del internet y los teléfonos inteligentes. No puede existir una mejor manera de relacionarse con otra persona si no es mirándola a los ojos cuando se conversa sobre un determinado tema.

jueves, 20 de marzo de 2014

LOS PRO Y CONTRA DE LA PENA CAPITAL


La pena de muerte se dice tiene su origen en la ley del talión: ojo por ojo, diente por diente, que es recogida en el Código de Hammurabi en el siglo XVII a.C. Es el castigo que tiene un efecto directo sobre el cuerpo del sancionado. Como su nombre lo indica, la pena de muerte consiste en quitar la vida de la persona que, de acuerdo al juez, es considerada culpable de una falta muy grave.

A favor de la pena de muerte pueden enumerarse los siguientes argumentos, después de leerlos saque sus conclusiones:

1. La pena capital es justa; castiga los delitos atroces tales como, el homicidio, violación, secuestro, entre otros. Porque la vida es irremplazable, quien la quite a otro es justo que muera ya que no tiene autoridad moral o derecho a la vida.

2. Da consuelo, satisfacción y tranquilidad a los familiares de las víctimas y a la comunidad donde se han cometido los delitos.

3. Contribuye a desalentar la comisión de delitos similares.

4. Es más barata que mantener de por vida a un condenado.

5. Se requiere aplicarla en estado de necesidad por los países en guerra para evitar la traición a la patria y la deserción de los combatientes.

6. Según la Biblia, Dios apoya la pena de muerte: Génesis 9:6: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada“, Apocalipsis 13:10: “Si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto“, Levítico 24:17,21: "Asimismo, el hombre que hiera de muerte a cualquier persona morirá irremisiblemente. 

En contra de la pena de muerte pueden enumerarse los siguientes argumentos:

1. La vida es un derecho fundamental básico y goza del principio de intangibilidad. La muerte es un mal absoluto.  El Estado fue creado para proteger la vida e intereses comunes de los hombres, y no tiene derecho a quitar la vida de nadie. Dejar al Estado el derecho de quitar la vida a una persona sería permitir el rompimiento del principio de intangibilidad de la vida humana.

2. No es justificable quitar la vida de una persona a través de medios inmorales e injustos, porque el fin no justifica los medios.

3. La pena de muerte es un acto cruel e inhumano, que, sea cual fuere la forma de su ejecución, ocasiona intenso sufrimiento psicológico y tendencia al suicidio al condenado mientras llega el momento de su aplicación. De la misma forma el sufrimiento es extensivo a los familiares y amigos del reo.

4. No constituye justicia, sino venganza. La aceptación de un Estado de la muerte como castigo legitima la misma muerte como un mal absoluto y una venganza.

5. No rehabilita a quien ha cometido delitos graves. Al morir el condenado pierde toda posibilidad de reeducarse y enmendarse ante la sociedad.

6. Es irreversible, de tal forma que impide la corrección de errores judiciales que pudieron haberse cometido durante el enjuiciamiento del reo.

7 No devuelve la vida a la víctima o víctimas a quienes se le quitó. No repara el daño de los delitos graves.

8.  Según la Biblia, atenta contra el quinto mandamiento: "no matarás", pues Dios da la vida.

Se puede observar que basándose en las leyes de los hombres y de Dios hay tantos argumentos a favor como en contra de la aplicación de la pena capital. Sin embargo, existe la tendencia mundial en favor de su abolición. La mayoría de los países han abolido la pena de muerte por considerarla un método bárbaro y que atenta contra la dignidad y los derechos humanos. Se argumenta de manera práctica que quienes condenan son seres humanos y como tales pueden equivocarse; y solo Dios puede dar o quitar la vida.